CLAVES PARA ENTENDER Y MANEJAR LA FRUSTRACIÓN

#FRUSTRACIÓN

#GESTIÓN EMOCIONAL

Veamos qué es y cómo manejar la frustración volviendo a su origen, es decir haciendo un camino de vuelta al que nos conduce a ella y todo ello de la manera más sencilla posible.

Para empezar veamos qué entendemos por frustración para asegurarnos que hablamos el mismo idioma: 

  1. Privar a alguien de lo que esperaba
  2. Malograr un intento
  3. Impedir a alguien cumplir un propósito

Este es el hecho activo de frustrar es decir de impedir por nuestra parte que suceda algo. Así que sentimos frustración cuando: 

  1. Alguien nos ha privado de lo que esperábamos
  2. Se ha malogrado nuestro intento de hacer algo
  3. Se nos ha impedido cumplir un propósito

Si estamos de acuerdo hasta aquí podemos pasar a la siguiente reflexión y decir que el origen de este sentimiento tiene que ver con:

  1. Una autoexigencia excesiva para alcanzar metas demasiado difíciles o pretender hacerlo demasiado pronto o bien para perseguir deseos imposibles
  2. Haber sufrido violencia o manipulación que tengan como resultado mermar nuestra fuerza y potencia vital
  3. Haber sufrido pérdidas de cualquier tipo siempre que sean significativas

Hasta aquí la definición y una pequeña reflexión sobre el origen. Veamos ahora en tres pasos qué línea temporal sigue el proceso que nos lleva a la frustración y finalmente a la impotencia y cómo la Indefensión Aprendida de Seligman vuelve a ser significativa en este camino.

PASO 1. La línea temporal por la que atravesamos hasta llegar a la impotencia nace en una emoción primaria: el enfado. La emociones primarias son inmediatas, es decir que ocurren en un momento puntual en relación a algo que sucede en ese instante y por tanto, nos aportan información muy valiosa de lo que está pasando. El enfado nos habla por ejemplo de la necesidad de poner límites y hacernos respetar, de la necesidad de hacernos oír. En una sociedad como la nuestra ayuda a que las personas de forma individual o colectiva puedan ejercer sus derechos, expresar su potencia y transformar el mundo. 

Cuando nos enfadamos la acción que naturalmente nace es agresiva y no en términos de destrucción necesariamente sino de transformación en el sentido que tiene que ver con la expresión de nuestra “potencia de ser” que nos conduce a ejercer influencia en las situaciones en que participamos. Puedes ver la diferencia entre agresividad y violencia en otra de las entradas de este blog pinchando aquí 

Idealmente esta emoción primaria se transforma en sentimientos más estables y duraderos como por ejemplo la determinación.

PASO 2. Cuando el enfado hace acto de presencia pero no consigue el objetivo que pretendía, cuando no cubre la necesidad que lo hizo nacer, aparece el sentimiento de incomprensión y soledad. Recordemos que somos seres sociales que necesitan de los demás para sobrevivir, así que vamos a intentarlo de nuevo. Así se expresa la determinación. Pero los intentos fallidos  y la sensación de no avanzar en el camino nos llevan a la frustración que desde este punto de vista puede considerarse resultado del enfado repetido alrededor de un mismo objetivo, meta, deseo, etc.

PASO 3. Finalmente la determinación entendida como disposición a conseguir algo, termina por abandonarse y aparece la impotencia que está definida como falta de poder o competencia para realizar una cosa o hacer que suceda al asumir que no podemos ejercer influencia y hemos perdido la capacidad para la acción. Perder la potencia personal hace que nuestra vida sea anodina, insulsa, poco luminosa y falta de energía. En términos clínicos está cerca de la distimia y por tanto, cerca de la depresión clínica.

La impotencia tiene un matiz distintivo: cuando sistemáticamente nuestros intentos son frustrados, aprendemos que nada de lo que intentamos da resultado y abandonamos la lucha, aparece la Indefensión Aprendida

Resumiendo, en términos temporales el enfado se da en el instante inicial, ante el primer escollo, al principio del camino, la frustración a mitad de camino cuando una vez tras otra y de diferentes maneras intentamos conseguir algo sin éxito y la impotencia cuando dejamos de intentarlo y en su versión más incapacitante suele ir acompañada de la Indefensión Aprendida.

La cantidad de frustración que somos capaces de soportar los seres humanos es muy alta porque es preferible seguir intentándolo que sentir impotencia.

Sin embargo hay un camino de salida que es la aceptación de los límites y la puesta entre paréntesis de aquello que no puede ser a la espera de que se den las circunstancias apropiadas o también dando la posibilidad de que sea de otra manera para adaptarse a las posibilidades reales. Resiliencia 

Pero vamos ya con las claves para manejar la frustración.

Puedes visitar mi cuenta de Instagram para ver un pequeño vídeo resumen.

Recordando que las emociones siempre están referidas a relaciones interpersonales en el entorno laboral, familiar o social, la propuesta es seguir la línea temporal a la inversa.

CLAVE 1 Superar la Impotencia para lo que es necesario tiempo y esfuerzo en un trabajo de toma de consciencia que requiere de muchos de tus recursos cognitivos y una buena dosis de apoyo. La autoestima puede haberse visto mermada en este proceso por atribuciones erróneas e interpretaciones que cuestionan la competencia personal y la propia capacidad de aprendizaje. 

Superar la impotencia supone poner de nuevo en marcha la determinación propia  y pasar de un estado de falta de energía a otro que requiere mucha. Este proceso genera fácilmente ansiedad por la inseguridad y el miedo a un nuevo fracaso o a encontrar más escollos insuperables. Si eso sucede hay que buscar ayuda para que recibas el soporte necesario que te ayude a afianzar tus pasos y te de la seguridad de que vas por buen camino.  

CLAVE 2  Enfrentar la frustración. Normalmente cuando la impotencia se afianza, la lectura que hacemos de las situaciones nos lleva a confirmar con mucha facilidad que no podemos hacer nada. Si alguien nos pide que pensemos que sí podemos el temor a que aparezca de nuevo la frustración es una potente fuente de ansiedad. Por tanto, enfrentar la frustración implica sostener la ansiedad. Esto se hace idealmente creando un espacio seguro en el que dedicarte un tiempo para tomar el control de tu vida que va a representar la recuperación de la potencia personal y para el que se puede utilizar la herramienta de establecer un guión con los pasos a seguir.

Tu guión
Imagen de DarkWorkX en Pixabay
  1. Identificar las fuentes de la ansiedad. Recuerda que las emociones van referidas a nuestras relaciones interpersonales. Piensa qué relación o relaciones están implicadas, escoge la que creas que puede resultar más sencilla de gestionar
  2. Toma distancia. Deberás permanecer alerta y poner entre paréntesis la información que te llegue de las fuentes identificadas. Si te empujan a responder, insiste que estás en ello, que necesitas un poco de tiempo para asentar ideas.
  3. No tomes decisiones inmediatas. Incluso aunque sientas seguridad toma un tiempo ve a tu espacio de seguridad y decide después. Para ello debes ser capaz de tolerar cierta dosis de ansiedad con la certeza de que pasará y que vas en el camino correcto.
  4. Empieza a concretar la ayuda que necesitas. No todo te va bien y hay cosas que resultan ser entorpecedoras aunque se hagan con la mejor intención. Si puedes, di qué es lo que te sirve y lo que no y muestra agradecimiento.
  5. Ten paciencia. Es cierto que a lo largo del tiempo muchas respuestas saltan como resortes automáticos y es difícil cambiarlas pero hay que ser pacientes y permitirse la imperfección en el camino. De nuevo ve a tu espacio y relájate. Con calma se corrigen mejor los errores.

Como habrás observado este camino es un proceso y la única certeza que nos sostiene firmes es la seguridad de que no queremos volver atrás. Estás tomando el control de la situación. Ahora tienes que mantener ese control:

  • Nadie debe tomar decisiones por tí, ya las tomarás tú.
  • Nadie debe definir lo que te pasa porque solo tú tienes la información completa.
  • La imperfección humana y nuestro deseo de corregirla nos motiva para cambiar y alcanzar metas altas.

La psicoterapia ha demostrado ser eficaz en este proceso. Contacta

Imagen de Owantana en Pixabay

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